Hace rato nos habíamos detenido en Sevilla, y han pasado unos cuantos meses, pero no en Sevilla, sino viajando, tanto que de la emoción se nos ha olvidado escribir un poco. Pero como sé que todo tiene arreglo, no voy a dejar de contar lo que ha pasado en todo este tiempo.
Pasadas unas semanas en Sevilla, teníamos que regresar a Madrid por carretera. En la vía hay muchos puntos para descansar bastante interesantes. Nosotros optamos por darle un recorrido a Carmona, a Écija y por supuesto a Córdoba. La A4 de camino a Madrid se puede volver algo tediosa en un solo trayecto, pero estas paradas, más una para un buen aceite de la antigua Bética, hacen del viaje bastante ameno, y así nos sucedió.
Muchas de las veces por las que paramos en alguna ciudad es porque de alguna forma sé que su fundación no es de ayer por la mañana, y ese era el caso de Carmona, donde la existencia de poblaciones data del calcolítico en algún momento de desarrollo de la metalurgia en la región. Pero a día de hoy no hay a simple vista campamentos prehistóricos, sino alguna reminiscencia romana, pero sobre todo, la arquitectura moderna, y espectacular del sur. Algunos rincones se hacían mágicos, uno de ellos fue la entrada a la ciudad por la puerta de Sevilla (si no recuerdo mal) donde estaba empotrada junto a la muralla una pequeña tiendecita de aceite y aceitunas en general. Lo malo es que llegar a Carmona justo a medio día y encontrar todo cerrado no era una buena idea. Nada en España estará abierto entre las 2 y 4 de la tarde, salvo algún comerciante que quiera hacer el turno completo, pero de esos hay muy pocos.
No importa, mientras las tiendas están cerradas, en el mercado ¡hay mercado! y aunque no quieras comprar nada, siempre da un gustito dar una vuelta y ver qué se vende, pero especialmente escuchar el grito de los vendedores gitanos «¡Todo a Euro, todo a Eurooooo!»
Vimos tantas iglesias que ya me es imposible identificarlas todas, lo que me recuerda que siempre debo de apuntar el sitio que fotografiamos, o de una vez por todas comprar un gadget de esos GPS para la cámara.
Nos llegamos hasta el museo del pueblo, pero yo creo que ese día teníamos una especie de maldición gitana en la que todo, absolutamente todo lo que queríamos ver, estaba cerrado y el museo, cerrado por obras.
Tengo una pregunta que aún no le consigo una respuesta, ¿por qué les gusta tanto el blanco a los andaluces? No es que tenga nada en contra del blanco, simplemente me llama la atención lo pulcros que parecen estar siempre los pueblecitos del sur, a lo mejor y la respuesta es la misma de los griegos y su afán por tener todo tan blanco, que debes usar gafas para no quemarte con el reflejo del sol. Hace el paisaje relumbrante y lindo.
Pero yo creo que lo más de lo más de haber parado en Carmona fue descubrir que desde este pueblo, y aparentemente no de otro, es de donde salió ¡la primera cabalgata de reyes magos! ¿Será verdad?
El último edificio que visitamos (por fuera, claro, era mediodía) fue el Ayuntamiento, en donde se acabó la pintura blanca y comenzó un gusto por los colores ladrillo, o es que yo ya enloquecía de tanto brillo de blanco que un edificio en rojo rompe el equilibrio… En la puerta de entrada tiene una enorme inscripción de esas que me llaman siempre la atención por ver si la puedo leer, y esta si. Es de Felipe II, casi que de ayer por la mañana…
Aunque parece que el Ayuntamiento no era el único edificio que se salía del blanco, hay unos cuantos más, de estilo morisco que simplemente son hermosos y altamente detallados.
¿Había dicho que lo más de lo más era saber que aquí se celebró la primera cabalgata de reyes? Pues no, lo más de lo más de lo más fue encontrar carteles de amor a primera vista que me invitan a curiosear tras la valla, lo malo es que mi estatura de bolsillo me hace casi imposible curiosear tras los muros, y este era bastante alto.
Y con las ganas de ver qué excavación había tras el muro y con una hermosa vista del campo desde Carmona, seguimos camino a Madrid hasta la próxima parada.
Continuará…
Pero mientras tanto, toda la información turística aquí.