Inglaterra es capilarmente atravesada por multiples autopistas, el paso por la M1 via Londres puede ser aburrido pero a la altura de Chesterfield, si se presta atención del lado derecho puede verse a lo lejos y entre árboles una gran casa. La lentitud del tráfico en esa via en obras, la música en la radio y el momento de silencio entre nuestras conversaciones me hace recordar aquellas viejas series de televisión como “Los de arriba y los de abajo” o mas recientemente a Downton Abbey y en algunos casos aquella magistral obra «Rebeca» llevada al cine por Hitchcock. Estas casas son reales y están repartidas a lo largo y ancho del país. Decidimos dar la vuelta en cuanto pudimos, salirnos de la autopista y acercarnos a este imponente palacio para saber un poco más de Hardwick Hall.
Apenas se sale de la autopista comienzan a verse carteles que indican su proximidad así que seguimos el rastro que nos van indicando. Luego de unos diez minutos de recorrido por pequeñas carreteras rodeadas de hermosos campos cultivados y de pastoreo de ovejas, nos topamos con una pequeña caseta azul donde un muchacho muy flaco y alto nos indica el camino a seguir. A partir de allí se puede ver, imponente, enorme; la mayor declaración de riqueza y poder de los años 1600: Hardwick Hall.
El camino rodea la casa hasta la parte trasera. En una construcción de piedra con puertas de vidrio y un gran calefactor en el medio, dos sonrientes y simpáticos señores hacen su tarea de orientar a los visitantes y de cobrar la entrada. Se pueden visitar solo los jardines o simplemente tomar un té en las caballerizas, que están justo después de este punto y están convertidas en tiendas del National Trust. Pero hacer sólo esto no vale la pena, hay que entrar y conocer la propiedad.
Desde las caballerizas, se bordean los jardines y dominan la escena dos grandes construcciones. A la izquierda las ruinas de una casa más antigua (Old Hardwick Hall) la vieja Hardwick, que fue presa de un incendio y que al verla trae a la memoria a aquella obra de Daphne Du Maurier, Rebeca, llevada al cine por Alfred Hitchcock (si así son las ruinas…). Esa distracción en seguida se disipa porque termina frente a la puerta principal de Hardwick Hall, la nueva, la del siglo XVI.
Un voluntario funge de guía en este punto (y se asegura de que la entrada haya sido pagada), indica por donde pasar a los jardines y recomienda entrar primero a la casa. La puerta de entrada está justo en el medio y es menos pesada de lo que parece. Apenas se cruza el umbral, más guías voluntarios salen al encuentro para contar la historia de cada objeto o del uso que se le daba al recinto. Impresionan, al entrar, los techos altísimos, que producen la sensación de estar en un gran templo; en las paredes se dejan ver colgados gigantescos tapices con escenas de caza.
Hardwick Hall fue una jaula de Oro, en ella creció y vivió confinada una mujer, que al estar en la línea directa de sucesión de la corona se convirtió en una amenaza para Isabel I de Inglaterra (1553-1603). Arbella Stuart, Hija de Charles, quien luego de quedar huérfana fue entregada a su abuela materna Bess de Hardwick, para el momento la mujer más rica de Inglaterra y quien mandó a construir la propiedad.
Hardwick Hall es una de las primeras casas inglesas cuya gran sala se construyó sobre un eje que pasa por el centro de la casa y no en ángulo recto en la entrada. Luego del gran hall de entrada, presidido por una enorme mesa de unos 40 puestos, se llega al fondo del salón donde un par de armaduras, al mejor estilo de los estereotipos de Hollywood, dan la bienvenida; luego, una gran y sinuosa escalera de piedra nos conduce a una serie de habitaciones principales en la segunda planta, que en total son tres y cada una más alta que la anterior.
En la primera planta está una de las galerías más largas de toda inglaterra, era el lugar en el cual se celebraban bailes. También decorada con grandes tapices y en uno de sus extremos, el lugar donde se le daba instrucción a Arbella Stuart. Las ventanas son excepcionalmente grandes y numerosas una poderosa demostración de riqueza en una época en la que el vidrio era un objeto de lujo; de allí el dicho popular que reza: Hardwick Hall, more glass than wall «Hardwick Hall, más cristal que pared».
A medida que vamos recorriendo el edificio, no solamente nos guiamos por la musealización, sino que en cada parte de la casa hay algún voluntario del National Trust, que sin que se le pregunte sale al paso del visitante y sin un ápice de timidez cuenta algún episodio de la historia de Arbella Stuart, de la casa o del uso que se le daba al recinto en el que nos encontrábamos.
Así nos enteramos del carácter de esta mujer que por ser prima de Jacob Stuart estaba en la línea directa para heredar el trono de Inglaterra y el de Escocia y que fácilmente podía ser el blanco de conspiraciones, por ello Elizabeth I, ordenó su confinamiento en Hardwick Hall, con lo cual dejó de ser una amenaza, pero no pudo mantenerse alejada de las conspiraciones.
Arbella Stuart obtuvo en este palacio toda la formación que se podía pagar con la riqueza más grande de Inglaterra; aprendió latín, español, francés y griego, así como filosofía, ciencias, entre otras disciplinas. A pesar de esto, no pudo encontrar a un esposo a la altura de su posición social y terminó fugándose con William Seymour, nieto de Catherine Grey (nieta de Mary, la hermana de Henry VIII, según los católicos la verdadera heredera de la corona) perteneciente a una rama de los Tudor que muchas veces había estado marcada por la traición. Este acto de rebeldía fue duramente castigado y Arbella murió presa en la torre de Londres a los 40 años luego de negarse a probar alimento alguno.
Nuestro recorrido siguió por los salones destinados al día a día de la servidumbre y terminó en los jardines; como es común en toda Europa, éste ha sido modificado imitando los jardines señoriales franceses. Desde allí se observan hermosas vistas de la imponente casa y sus alrededores, así como una gran colección de plantas que cultivan voluntarios y si uno se fija bien puede encontrar unas casitas de duendes que viven en el jardín. Si se dispone de tiempo se puede recorrer gran parte del terreno de la propiedad, hay varios lagos y es un buen paseo para respirar aire fresco y caminar entre los animales de granja que pastan por sus terrenos.
En 2015 se conmemoran 400 años de la muerte de Arbella Stuart, la nieta de Bess de Hardwick y sobrina de María, reina de Escocia. Después de conocer Hardwick Hall uno no sabe si pensar si fue construido como un palacio al tamaño de una reina o una prisión para una princesa, cuyos intentos desesperados por buscar la libertad la llevaron a terminar sus días en la Torre de Londres.
Datos de interés
Bess de Hardwick, quien mandó a construir Hardwick Hall, fue Condesa de Shrewsbury y antepasada de los Duques de Devonshire, y permaneció siendo propiedad de esa familia hasta que fue entregada al Ministerio del Tesoro como pago de impuestos en 1956. El Tesoro transfirió la casa al National Trust en 1959.
Hardwick Hall tiene una enorme colección de tapices que datan de los siglos XVI y XVII, la mayoría de elos adquiridos por Bess, para forrar todas las paredes de la propiedad. Actualmente son el objeto de un gran proyecto de conservación que lleva a cabo el National Trust desde donde ya algunos han retornado a la casa para su exhibición.
La entrada a Hardwick Hall cuesta £15 por persona, la recomendación es comprar el pase de miembro del National Trust que cuesta £30 por persona, vale por un año y da derecho a la entrada de las 500 propiedades bajo administración del NT. La Entrada a las ruinas del Old Hardwick Hall no está incluida, esa parte de la propiedad es administrada por el English Heritage y merece un capítulo aparte.
El diseño del edificio es obra del arquitecto Robert Smythson, el mismo de Wollaton Hall.